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Juego de niños

Juego de niños

Rab David Perets

La parashá de esta semana, Vayerá, nos menciona que Sara vio que el niño de Hagar la egipcia estaba jugando. A Sara le llamó la atención lo que hacía Ishmael para distraerse.

Dice el Midrash Rabá en Parashá Vayera 53:11 que Rabi Shimon Bar Yojay contó algo que escuchó de su rabino Rabi Akiva. Él dijo que lo que este niño de 13 años estaba jugando eran jueguitos de adulterio.

Otra opinión menciona que eran juegos de idolatría, en los que agarraba pequeños animales, como insectos -junto a unos cuadritos-, y hacía como si los estaba sacrificando en el altar a idolatría. Como Ishmael veía que su padre, Abraham, ofrecía sacrificios en un altar, él lo copiaba en forma de juego de niños, pero con intenciones idólatras.

Rabi Yosi Galili dice que Ishmael jugaba a que uno mataba al otro.

En resumen, hay tres opiniones en cuanto a qué jugaba Ishmael cuando era pequeño: juegos de adulterio, juegos de idolatría o juegos de asesinato. Por este motivo fue que Sara decidió e insistió en que había que sacar a Ishmael de la casa, aunque Abraham no estaba de acuerdo. Él manifestaba que Ishmael era un niño, que sólo había que educarlo y que no era necesario tomar una decisión tan drástica.

Por más que Abraham trató de convencerla, ella no aceptó lo que él sugería y al consultarle a D”s, Él le dio la razón a Sara.

Rashi explica de acuerdo con el Pasuk Bereshit 21:17 que si “Oyó D”s la voz del muchacho” es porque en ese momento, Ishamel, no había cometido ningún error, era un niño bueno al igual que todos los demás, sólo que simplemente se divertía con esos juegos. 

Entonces, ¿por qué Sara tomó esta actitud tan radical en cuanto a un simple juego de niños? ¿Cómo puede ser que Abraham, no le da la oportunidad a su propio hijo Ishmael de educarlo para modificar esta conducta?

Esta pregunta surge principalmente por ser Abraham quien invita a su casa todo tipo de personas, de distintas naciones y de diferentes ideologías, a los que hace volver en Teshuvá y los encamina hacia la creencia en D”s. 

A través de esta situación, la Torá quiere transmitirnos un mensaje muy directo. Mientras Ishmael estaba creciendo en la casa de Abraham, Sara no tuvo ningún problema con sus malos hábitos, hasta el momento en el que nace Itzjak.

Sara le dice a Abraham que él puede acercar a todo tipo de personas, enseñarles, hablarles para tratar de inculcarles la verdad. Pero, en lo que respecta a la educación de su hijo Itzjak, debe ser en extremo cuidadoso para poder transmitirle un mensaje claro, para que el niño se críe en un ambiente sano y que todo lo que tenga a su alrededor sean cosas buenas. Por esto no le permite Sara a Abraham mantener a Ishmael.

Abraham reacciona inmediatamente al recibir este mensaje de D”s y toma a su hijo Ishmael de tan sólo 13 años, que en ese momento no se encontraba bien de salud, y lo saca de su casa con su madre, causando que ellos incluso pasen por una situación difícil, con tal de salvaguardar la educación de su hijo Itzjak.

De aquí aprendemos que para educar a los hijos es indispensable asegurarnos que todo lo que esté a su alrededor no contenga ni el mínimo mensaje diferente al que queremos que ellos aprendan…

Ni siquiera un simple juego de niños. No se puede tomar riesgos, ni hacer pruebas o intentos porque si falla, a veces no se presenta una segunda oportunidad.

El Talmud en Berajot (7b) expresa que es más difícil una mala educación en la casa que la guerra de Gog uMagog, guerra profetizada para el final de los días. Esto se ilustra a través del ejemplo de lo que sufrió David HaMélej con lo que le hizo su hijo Abshalom.

Por otro lado, la Guemará en Berajot (10b), indica que la persona que invita a un Talmid Jajam, un estudioso de Torá, y le da de comer en su mesa, se le considera como si elevó un sacrificio a D”s. Esto se contempla de esta forma ya que, al preocuparse en darle a nuestros hijos los mejores ejemplos y un ambiente positivo, estamos promulgando una buena educación basada en los principios que D”s ordena. 

Tal vez hubiéramos pensado que D”s le otorgó a Abraham el título de “Abinu” – “Patriarca” por haber pasado exitosamente las diez pruebas impuestas por D”s o porque era el hombre de mayor fe y apego a D”s. Pero la Torá explica que Abraham es “Abinu” porque Hashem notó que Abraham iba a transmitir y formar a sus hijos de acuerdo a Su camino y a Sus preceptos.

La base del judaísmo recae en los fundamentos de la formación que otorguemos a nuestros hijos para garantizar la perpetuidad de nuestra fe.

Este tema lo podemos comparar con un caso de salud. Si una persona, D”s guarde, sufre de alguna enfermedad, y le ofrecen tomar una medicina que está en periodo experimental para ver si el resultado es bueno o no, lo más probable es que esa persona no lo tome por el riesgo de perjudicarse. De la misma forma se actúa con la salud espiritual de los hijos. 

La educación de nuestros hijos establece su esencia, el enfoque de su personalidad, su formación; si ella está firme, va a tener una vida estable y ejemplar. Así como cuando crece un árbol. En sus inicios, el árbol esta blando al punto que, si uno lo mueve y lo dobla, éste crece torcido. Ya cuando el tiempo pasa y uno trata de enderezarlo, estará tan fuerte que podrá romperlo, pero ya no vuelve a ser recto.

Cuando hay una educación inapropiada es muy difícil después transformarla. No es un trabajo imposible, pero la posibilidad de corregirla es baja.

Por esto debemos inculcar en nuestros hijos desde muy pequeños buenos valores.

Cuenta de una familia que fue a un parque de diversiones. El padre ve que la entrada cuesta $5 para los mayores de 12 años y $3 para los menores. El padre le dice al hijo de 12 que no aparenta la edad, que diga al de la boletería que tiene 11 para que le cobre $3. Así hizo y le cobraron los $3.

El padre por hacerse el vivo le enseñó a su hijo a mentir, engañar, a no ser correcto ni honesto a cuesta de ahorrarse $2. ¿Es éste el precio de la educación?

Pongámonos a analizar nuestras vidas. ¿Le damos la suficiente importancia y el tiempo a algo que es tan esencial? ¿Estamos cuidando a los tesoros tan valiosos, a estas almas tan especiales que nos otorgó D”s para hacerlos crecer de la mejor manera? ¿Estamos velando porque la educación de nuestros hijos sea la correcta?

En el caso que sí, podremos estar seguros de que tendremos la bendición que D”s le dio a Abraham, a sus hijos y a todos sus descendientes por siempre.

¡Shabat Shalom!

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