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Un estudio de la Universidad Hebrea revela que la exposición temprana al sonido moldea de manera diferente los cerebros de hombres y mujeres

Un estudio de la Universidad Hebrea revela que la exposición temprana al sonido moldea de manera diferente los cerebros de hombres y mujeres

Pésaj Benson

Las primeras experiencias auditivas moldean de forma diferente el cerebro de hombres y mujeres, lo que repercute en el comportamiento y las preferencias sensoriales en la edad adulta, según una investigación israelí publicada el domingo. Estos hallazgos podrían tener beneficios reales para el desarrollo y la terapia en la primera infancia.

Científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalem descubrieron que los ratones machos y hembras expuestos cuando eran crías a la Sinfonía n.° 9 de Beethoven o al silencio desarrollaban preferencias sonoras distintas, lo que pone de relieve diferencias fundamentales dependientes del sexo en la forma en que el cerebro responde a los primeros sonidos.

El estudio, dirigido por Kamini Sehrawat y el profesor Israel Nelken, demostró que los ratones machos se ven particularmente influenciados por la exposición temprana al sonido. Los machos criados en silencio o con ruidos artificiales tendían a evitar la música en la edad adulta, mientras que aquellos expuestos a Beethoven mostraron preferencias más variadas, con muchos inclinándose hacia la música. Las ratonas, por el contrario, parecían menos afectadas por las condiciones auditivas tempranas, mostrando una amplia gama de preferencias independientemente de la exposición.

Las diferencias también se evidenciaron en la actividad neuronal. En ratones hembra, las respuestas más intensas en la corteza auditiva, una región clave para el procesamiento del sonido, se asociaron con un menor interés por la música. En los machos, por el contrario, las respuestas neuronales mostraron una débil relación con el comportamiento, lo que sugiere que la exposición temprana al sonido moldea las características de cada sexo mediante mecanismos diferentes.

«Estos resultados sugieren que la exposición temprana al sonido afecta a hombres y mujeres de maneras fundamentalmente diferentes», afirmó Sehrawat, quien dirigió los experimentos. “Lo que a simple vista parece la misma experiencia puede desencadenar adaptaciones neuronales completamente distintas en cada sexo”.

Según investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén, los ratones expuestos a la Sinfonía n.° 9 de Beethoven o al silencio desarrollaron preferencias sonoras distintas. (Crédito: Shutterstock/Egoreichenkov Evgenii)Foto: Según investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalem, los ratones expuestos a la Sinfonía n.° 9 de Beethoven o al silencio desarrollaron preferencias sonoras distintas. (Crédito: Shutterstock/Egoreichenkov Evgenii)

Para los investigadores, la Novena Sinfonía de Beethoven representó algo más que música clásica. Fue un paisaje sonoro estructurado y multifrecuencial que activó una amplia gama de circuitos auditivos en los ratones.

Nelken añadió: “Nuestros hallazgos apuntan a una verdad más profunda: la misma melodía puede resonar de forma muy distinta según quién la escuche. Comprender estas diferencias podría arrojar luz sobre cómo las primeras experiencias sensoriales moldean el desarrollo emocional y cognitivo”.

Cómo los hallazgos pueden influir en el aprendizaje y la terapia infantil 

Dado que los niños y las niñas pueden reaccionar de forma diferente a los mismos sonidos, los docentes y terapeutas podrían adaptar la música  o las actividades sonoras para apoyar mejor el aprendizaje y el desarrollo emocional de cada niño. Las experiencias sonoras estructuradas también podrían ayudar a los niños con dificultades en el procesamiento auditivo o trastornos del desarrollo, guiando sus respuestas de manera que favorezcan el aprendizaje y el bienestar a largo plazo.

El estudio fue publicado en la revista revisada por pares Cell Reports.

(TPS)

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