Sivan Rahav Meir
¿Por qué en la vida hay dificultades? ¿Por qué nos enfrentamos con pruebas? Es imposible responder a preguntas tan profundas en un texto tan breve, pero quizás la siguiente idea nos ayude y nos fortalezca:
La Parashá de esta semana continúa describiendo los numerosos desafíos que enfrentó nuestro Patriarca Abraham: la infertilidad, el hambre, el sacrificio de su hijo Isaac, las guerras y los desafíos. La Parashá declara: “Y Di’s puso a prueba a Abraham”. El comentarista de la Torá Rabi Moshé ben Najman, conocido como el Ramban, escribe que las pruebas no ocurrieron para derribar a Abraham, sino para elevarlo:
“El propósito de la prueba es sacar algo que existe, en la persona, en potencial y revelarlo en la práctica”.
Es decir, la finalidad del desafío, de la prueba, es despertar el potencial que había en Abraham y que hay en todo aquel que se enfrenta a una prueba.
Enfrentarse a un desafío nos lleva a descubrir fortalezas que se encuentran en nuestro interior y que desconocíamos, que estaban ocultas, adormecidas dentro de nosotros. Es precisamente una prueba, lo que, en realidad, nos hace crecer. Nos revela quiénes somos y quiénes podemos llegar a ser.
Abraham, nuestro Patriarca nos legó sus cualidades: la capacidad de resistir a las pruebas y crecer a partir de ellas. Los invito a reflexionar: ¿En qué momentos de nuestras vidas —tanto a nivel personal como en lo que concierne a todo el pueblo de Israel— ha sido precisamente la prueba, la dificultad y el desafío lo que nos ha revelado algo más grande en nosotros?
















