Rab Abraham Twerski
5 de diciembre de 2019
Hay un principio por el cual las acciones de los patriarcas eran un modelo para sus descendientes (basado en Sotá 34a). Hay una enseñanza importante el comentario del Midrash sobre el sueño de Jacob.
El Midrash establece que Iaacob tuvo una visión del ascenso y descenso de la escalera. Hashem dijo a Iaacob: “Asciende la escalera”, pero Iaacibo dijo: “Tengo miedo que, si subo, también voy a tener que bajar”. Hashem dijo: “No temas. Vas a ascender y no vas a descender” (por ejemplo, vas a ser elevado y no vas a caer). Sin embargo, Iaacob temió y no ascendió. Hashem le dijo a Iaacob: “Si ascendías, no hubieras caído”. En tanto no has confiado en Mí y no ascendiste, tus descendientes estarán exiliados en estos cuatro imperios” (Vayikrá Rabah 29).
Etz Yosef explica que el patriarca Iaacob no estaba seguro de sí mismo y temió que podría perder la bendición Divina si cometía una trasgresión. Nosotros encontramos esto también cuando estaba por encontrarse con Esav, cuando no confiaba en merecer la protección Divina (Bereshit 32:11). Etz Yosef dice que esto contrasta con Abraham, quien creyó que la bondad infinita de Di’s le aseguraba el cumplimiento de Su promesa incluso si no lo merecía (Ramban, Bereshit 25:6). De acuerdo con el Midrash, el reproche de Hashem a Iaacob es que, si hubiera tenido el nivel de fe de Abraham y hubiera ascendido, sus descendientes hubieran sido castigados sólo si pecaban, pero no hubiera perdido su soberanía yendo al exilio.
El Midrash tiene una aplicación práctica en nuestras vidas. Las personas que tienen baja autoestima y sentimiento de desvalorización son propensas a evitar iniciar un emprendimiento por el riesgo de fracasar. A nadie le gusta fracasar, pero una persona con buena autoestima puede tomar el fracaso con calma.
Hay muy pocas personas que han tenido una ininterrumpida cadena de éxitos. La mayoría se encontraron con dificultades en algunas aventuras, pero esto no los amilanó. Ellos se reorganizaron, reunieron fuerzas y siguieron adelante con sus vidas. Una persona con baja autoestima suele ver los fracasos como confirmación de sus sentimientos de inferioridad, y esto puede generar tanta sensación de temor que le impide asumir riesgos. Por su puesto, quien no hace el intento, no triunfará. El éxito sólo puede ocurrir cuando una persona tiene la fuerza de sobreponerse a un tropiezo.
El Midrash nos enseña que debemos tener el coraje de superarnos. Tenemos que rezar por la bendición Divina. Mientras no tenemos garantía de triunfo, debemos darnos cuenta que no hacer el intento resulta en el mayor fracaso.