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¿Cómo te levantas cuando te hundes o estas triste?

¿Cómo te levantas cuando te hundes o estas triste?

Becky Krinsky

17 de enero de 2020

La tristeza es un sentimiento temido, descalificado y en lo posible, ignorado o evadido. Nadie disfruta sentirse triste, el desánimo aísla y desconecta. Cuando uno se siente triste, la sensación de soledad y desapego llenan el alma; la tristeza roba las ilusiones.

La persona afligida pierde las ganas para seguir luchando ya que le cuesta trabajo restablecer su energía. Su atención se dispersa y es difícil poner atención.

Vivir triste es como si vivir en una nube de humo gris, que no permite moverse, ni ver más allá de su nariz.  

Se necesita valor poder para reconocer cuando uno está triste. Hay más de mil razones que entristecen a las personas. Cada razón es válida y no es justo juzgar o exigir que otro deje de sentirse triste, solo porque uno considera que su razón no es motivo para sentirse así de mal.

No se puede vivir triste toda la vida. Ya que la tristeza a la larga amarga y ocasiona problemas de salud más serios.

Ofrecer una mano amiga, dar una sonrisa o algunas palabras de ánimo, son acciones de compasión y de responsabilidad humana.

Es injusto decir que la tristeza es mala. Los sentimientos no se deben de calificar. Estos, ubican el estado de ánimo y la forma cómo se integran las experiencias y las emociones en la mente.

A medida que uno reconoce, valida y permite que los sentimientos incomodos existan sin pena, sin culpa y sin rechazo, entonces uno adquiere una visión panorámica de lo que le sucede y cómo reacciona ante lo que está sintiendo.

El valor que la tristeza da es la reflexión. Reconocer que hay personas que están cerca, que se preocupan. Gracias a la tristeza, uno aprende a ser más atento, más noble y compasivo.

Cuando uno se siente feliz, rara vez se toma el tiempo para apreciar lo que es obvio y preciado.

Sólo cuando uno se siente derrumbado o solo, entiende el valor de la amistad, el amor y la alegría. Puede ver la bondad escondida y aprecia las cosas diminutas.  

La única manera de enfrentar a la tristeza es dándole la cara de frente. Encontrando el tiempo para reconocer el dolor, aceptar la perdida y el vacío que se siente. Para luego reconciliarse con gratitud por lo que se tiene, lo que se tuvo y lo que se perdió.

Cuando se acepta la tristeza como una parte del sentir, entonces puede sanar una porción de su dolor, aprende a ver con más claridad y sabiduría lo que es. Y lo más importante, reconoce que el amor propio y la compasión, sin sentir pena por uno mismo, es el regalo más grande que la tristeza puede ofrecer.

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La receta

Aceptando la tristeza

Ingredientes:

Valor – fortaleza para sobrepasar los momentos de soledad

Compasión – bondad con uno, amor propio, palabras nobles, aceptación

Paciencia – darse el tiempo para reflexionar y sanar

Confianza – certeza que todo se puede mejorar o cambiar

Calma – meditar, reflexionar y dejar fluir

Afirmación Positiva para aceptar a la tristeza: 

Me permito sentirme triste. No le temo a la tristeza porque sé que este sentimiento me enseña a apreciar los detalles que la alegría no me deja ver. Respiro profundo y lleno mi corazón de esperanza y fe. Sé que la tristeza no es permanente y tengo el valor para aprender mi lección, recuperar mi ánimo y mi equilibrio. Dejo fluir libremente mis sentimientos. Mañana sale el sol y otro día será.

Aprendiendo de la tristeza: 

  1. Aceptar a la tristeza y las cosas que causan dolor no quiere decir que uno las está aprobando. La aceptación evita que la tristeza paralice o encienda al enojo que puede intoxicar al alma y exponerla a problemas más serios.
  2. La tristeza no es un castigo y nadie puede decir por qué hay personas que sufren más. La tristeza es un sentimiento que hace a la persona que sufre más tolerante, más sensible y sabia. Puede ser que la tristeza sea un medio para desarrollar el carácter personal.
  3. Las pérdidas y las decepciones son inevitables no luchar para sobreponerse es opcional. Permitir que la tristeza rompa el ánimo solo aumenta la pena y el dolor. Hay que luchar para que la tristeza no se robe la fe y las ganas de seguir adelante.

La tristeza es el mejor testimonio del crecimiento espiritual y del trabajo personal que forja el carácter para ser mejor. 

*Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso escrito del editor y sin citar la fuente. Copyright © 2005-2020 Recetas para la vida© Todos los Derechos Reservados

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