Zera Shimshon

7 de mayo de 2020

“Hashem le dijo a Moshé: “Diles a los cohanim hijos de Aharón y les dirás con una persona (muerta) no se impurificarán entre su gente” (21:1)

El Midrash (Vayiirá Rabbah 26:6) trae el pasuk (Tehilim 19:10), que dice: “El temor en Hashem es puro, permanecerá por toda la eternidad”.

Rabi Levi dijo: “Como Aharón tuvo tanto temor en Hashem le fue dada esta parashá, que acompañará a sus hijos y a los hijos de aquellos hasta el fin de los días”.

¿Qué parashá? La parashá de evitar la impureza.

¿Es ésta la única obligación de los cohanim para siempre? ¿No es acaso también prohibido para ellos casarse con una mujer divorciada o alguien con linaje alterado? ¿Por qué es esta Mitzvá la elegida como la Mitzvá que fue dada a los cohanim por toda la eternidad?

Cuando se habla de temas de impureza, uno debería haber pensado que una vez que el cohen se impurifica, su santidad lo ha abandonado y por lo tanto ahora es permitido que se exponga a más impurezas. Hoy, asumimos que todos somos impuros, dado que no tenemos más acceso a las cenizas de la Pará Adumá. Uno debería preguntase si hay alguna cuestión por la que el cohen evite impurificarse hoy en día.

Hashem por lo tanto dejó en claro que esta Mitzvá existirá hasta el fin de los días, y que, aunque no hubiera posibilidad de impurificarse realmente, está prohibido para los cohanim tomar contacto con la impureza.

La esencia de la promesa de Hashem parece ser que Ha Kadosh Baruj Hu residirá siempre con los cohanim, aún en medio de su impureza.

Esto parece implicar que su santidad nunca los abandona realmente y que, aún cuando se tornen impuros, la Shejiná siempre reposará entre ellos. Esta es la razón por la cual un cohen nunca puede ser permitido de impurificarse y por qué esta Mitzvá permanece en forma destacada en la relación especial entre Hashem y los cohanim para siempre.