Alex Corcias
10 de mayo de 2020
Foto: Foto de Médico creado por drobotdean – www.freepik.es
Hace poco me tope con una pregunta interesante, y sobre todo bastante relevante en estos días de cambios y de crisis Covid 19. La pregunta es: ¿Es normal que una persona que se dedica a apoyar emocionalmente (ej: un psicólogo) sufra depresión? ¿Es quizás más propenso a ello?
Para mi sorpresa, encontré varios estudios sobre el tema. Un estudio dirigido por el Dr. Boris Cyrulnik, quien es Director de la Facultad de Estudios Humanos en la Universidad de Tolon, Francia, y director de varios equipos de investigación, arrojó que más del 50% de los psicólogos y enfermeros sufren de depresión. Y, por si fuera poco, el numero está en crecimiento.
Esto puede compararse, quizás, con un hombre que trabaja como salvavidas en una playa. Debido a su trabajo, éste corre un mayor riesgo de ahogarse que el que corre un hombre común. Los mismo podríamos decir de un bombero o policía, por un lado, están entrenados para salvar a otros, pero acaban poniéndose en situaciones muy peligrosas.
Cuchillo de palo
¿A qué se debe tal fenómeno? ¿Cómo puede alguien que ayuda a otras personas a mejorar su conducta, acabar sufriendo el mismo problema?
El Dr. Cyrulnik sostiene que este fenómeno no ocurre pese a tratarse de personas involucradas en aliviar el dolor ajeno, sino por causa de ello. Estos profesionales dedican su vida a ayudar a otros, pero frecuentemente abandonan el cuidado de ellos mismos. Se hacen tan participes del dolor y el sufrimiento de los demás, que olvidan disfrutar de experiencias propias. Ciertamente, su voluntad de aliviar el dolor ajeno es loable, pero la actividad emocional es tan intensa que puede afectarlos seriamente, a menos de que actúen para contrarrestar el peso emocional que conlleva. Por eso, se les aconseja dedicar tiempo para desarrollarse en algún área totalmente diferente que sea estimulante para ellos, como el deporte, el arte, la música o la cocina, en fin, actividades para cultivar sus propios intereses y desarrollo intelectual.
El enfoque judío: como a ti mismo
Estos datos me llevan a pensar acerca del enfoque que le da el judaísmo a este asunto, ¿qué opina la Torá sobre este conflicto? Nuestros sabios, en Avot (1:14), enseñan: “Si yo no estoy para mí, ¿Quién?”. Eso significa que uno debe hacerse responsable de su propio bienestar físico y emocional. Uno debe saber que, así como tiene la responsabilidad de cuidar y ayudar a otros, tiene una responsabilidad no menor de cuidarse y ayudarse a sí mismo. En mi libro, “Propósito” – El eje central de una vida apasionante, expliqué ampliamente cuanto poder se gana cuando uno asume la responsabilidad de su vida emocional.
Una postura interesante sobre esta idea es la del gran Rabi Akiva. Este magnífico líder es conocido por afirmar que “Amar a tu prójimo como a ti mismo es un gran fundamento de la Torá”, pero al mismo tiempo opina que si alguien se ve en medio de una situación de vida y muerte, y cuenta con un único recurso de salvación -por ejemplo una botella de agua en un desierto etc.-, debe usarlo a su favor, aunque ello implique la pérdida de otra persona que lo acompaña, pues “tu propia vida va primero” (véase Baba Metzía 62b). ¡Increíble! ¿Cómo puede R. Akiva sostener una postura tan contradictoria? Por un lado “ama a tu prójimo como a tu mismo” y, por otro, “tu vida va primero”. ¿Qué significa esto?
En realidad, la postura de R. Akiva no es contradictoria. Para entenderla hay que enfatizar la segunda parte del versículo “como a ti mismo”. El amor propio y el cuidado de uno es la verdadera base del amor al prójimo y del cumplimiento del propósito individual de vida. Alguien que no expresa amor y comprensión por sí mismo, no puede expresarlo a otros. Es indispensable desarrollar esas cualidades con uno mismo, para entonces poder vivir con propósito y amar a otros, como a uno mismo. Para amar a tu prójimo, primero debes cumplir el amor por ti mismo.
Primero, tu máscara de oxigeno
Un ejemplo trivial lo hallamos en las instrucciones de seguridad de los aviones. En caso de una descompresión de cabina, se debe usar la máscara de oxígeno, y, si uno viaja con niños o personas que necesitan asistencia, ¿Qué debe hace? ¿correr a atenderlos? ¡No! primero ocúpate de ti y luego atiéndelos. Para poder cuidar de otros, debemos aprender a cuidar de nosotros mismos. Cuanto mejor estemos nosotros, mejor podremos cuidar de quienes nos necesitan.
Muchas mujeres, en cierta manera, renuncian a sus propias necesidades y aspiraciones para atender a sus esposos e hijos. Según lo expuesto, esas mujeres están cometiendo un ligero error, pues a la larga pueden acabar agotadas. No digo que descuiden sus hogares para ocuparse de sí mismas -pues anularía la esencia de su verdadero propósito- más bien, deben invertir en su bienestar físico y espiritual para ser mejores madres y esposas y así ocuparse mejor de embellecer sus hogares.
Para que no se depriman
En cuanto al estudio del Dr. Cyrulnik, debemos entender que esos psicólogos, doctores o enfermeros ciertamente tienen muy buenas intenciones y su labor es muchas veces un gran sacrificio, pues se avocan a ayudar a quienes sufren; no obstante, eso no los exime de nutrir correctamente su personalidad e invertir parte de su tiempo en su propio crecimiento, como parte de su propio equilibrio y armonía.
Querido lector, ¿cuándo fue la última vez que dedicaste tiempo a tu propio cuidado físico y emocional? ¿Cómo crees que se verían beneficiados tus seres queridos, si vives en un estado de crecimiento y desarrollo armonioso? ¡Seguramente te lo agradecerán! Haz la prueba… ¡Éxito!
Dedicado por Jacobo Bendayán A. en memoria de Yaacov Ben Sol, Jaya Bat Mazaltov y Yosef Ben Sara z»l. Y para el bienestar de todo Klal Israel.
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