Rab Yosef David Amselem
Cierta vez un padre se lamentaba ante Rabi Shelomo Zalman Auerbaj Ztk”l, porque todos sus hijos se habían desviado del camino de Hashem, a pesar de haberse dedicado èl (el padre) tenazmente al estudio de la Torá. En tanto que su vecino, pese a ser un judío sencillo, ameritó que todos sus hijos siguieran el camino de la Torá y le colmarán de satisfacción.
Rab Shelomo Zalman le dijo:
“Existe una diferencia abismal entre ustedes. Pues tú siempre despreciaste a los demás delante de tu familia, con expresiones como: “Fulano, aunque simula, no es un estudioso de la Torá” o “Fulano verdaderamente no es una persona justa”. Así se educaron tus hijos a desprestigiar a las personas justas y a los eruditos de la sagrada y santa Torá, hasta que se desviaron del camino de Hashem.
Sin embargo, tu vecino, si bien es un hombre sencillo, continuamente enaltecía a los eruditos de la Torá y alababa a quienes se dedican a su estudio con abnegación sin importar quién era la persona. Así sus hijos aprendieron a valorizar todo lo concerniente a la Torá y con más razón aspiraban a ser ellos mismos Eruditos de la Torá”.
Esto se conecta con varios ejemplos que nos relata el Talmud en varias Guemarot.
La Guemará en Shabat (23B) nos relata:
“Dijo Raba: El que ama a los Talmidé Jajamin tendrán ellos, hijos Talmidé Jajamin.
El que honra a los Talmidé Jajamin, tendrán yernos Talmidé Jajamim”.
Por otro lado, tenemos explícitamente en otra Guemará en Nedarim (81A): “Los Eruditos de la Torá no ameritan que sus hijos también lo sean, porque no honran a las personas y las denigran, glorificándose por la Torá que estudiaron”.
Encontramos en el Talmud la importancia de honrar al prójimo, de honrar a los Talmidé Jajamin, porque de la misma manera que tú juzgas y mides a los demás, de esa misma manera Hashem Te medirá a ti.
Aprendemos de aquí la importancia de honrar y valorar a cualquier persona y más a los Talmidé Jajamin, porque eso repercute en nuestros hijos e inclusive en el matrimonio de nuestros hijos, para poder tener yernos Talmidé Jajamin.
El hijo del “Jafetz Jaim” relata en el libro “Kitvei HaJafetz Jaim”, que su señor padre jamás los atemorizó, ni hizo hincapié en pequeñeces, sino se condujo con ellos como si se tratase de un hermano o un amigo. Sin embargo, eran castigados cuando dañaban a un prójimo.
La negligencia en la honra de prójimo, además de ser un grave error, conlleva un serio peligro de vida.
Esto lo vemos en el Séfer de Shemuel 1 (Cap. 1): Que Penina tenía 10 hijos y Jana en ese momento era estéril. Penina la hacía de sufrir diciéndole: “¿Compraste algún regalo para tu hijo mayor? o ¿Compraste una prenda para tu hijo menor?”.
Si bien la noble intención de Penina era incitar a Jana para que le haga Tefilá a Boré Olam y le enviara hijos, eso lo vemos también en lo que nos dice la Guemará en Baba Batra (16A):
א”ר לוי שטן ופנינה לשם שמים נתכוונו
Dijo Rab Levy: El Satán y Penina su intención fue para acercarlos a Hashem, tanto el Satán con el Pueblo de Israel, tanto Jana con el sufrimiento que le causaba a Jana.
Pero al final Penina fue castigada con severidad.
Como aprenden nuestros Sabios del pasuk (Shemuel 1 Perek 2 Pasuk 5): “La estéril dio a luz a 7 hijos, quien tenía varios hijos es desdichada”
Cada vez que Jana daba a luz un hijo, Penina perdía dos hijos. El Midrash cuenta mucho más, hasta que Penina le suplicó a Jana que hiciera Tefilá para que Hashem dejara a sus hijos con vida.
Jana complació su pedido y permanecieron vivos, así enseña Rabi Nejemia.
Aprendemos de aquí que, a pesar de la buena intención que tenía Penina con Jana, cómo nos dice la Guemará, fue castigada.
La pregunta es ¿Por qué fue castigada si la intención de Penina era leshem Shamaim?
Dice Rab Jaim Shmuelevich Tzk”l que el Honor al compañero se compara con el fuego, aunque estés jugando con el fuego, si lo tocas te quemas; el honor del prójimo es de la misma manera, por eso no tenemos que jugar con fuego para no quemarnos.
Nuestra matriarca Rajel recibió un duro castigo por haberle causado un sufrimiento a su señor padre al sustraerle los ídolos; aunque su justa intención era de apartarlo de la idolatría, fue castigada por el sufrimiento que le ocasionó y no pudo criar a su hijo Biniamín, ya que dejó este mundo cuando nació. (Zohar Bereshit, Perashat Vayetzé Cap. 31)
De estos episodios aprendemos cuán temible es el castigo celestial por hacer sufrír a alguien, aunque la intención sea justificable o se trate de un perverso.
Por otro lado, el libro “Menorat Hamaor” nos enseña: A quien se cuida toda su vida de no avergonzar al semejante, Hashem lo salva de todo sufrimiento y lo bendice dándole hijos justos. Cómo estudiamos de episodio de Tamar (Perashat Vayesheb Pérek 38) que por estar dispuesta a ser quemada en la hoguera con tal de no avergonzar públicamente a Yehuda, mereció que de su descendencia nacieran los reyes y los profetas. (Ner. 2 Cap. 5 al final de la parte 2)
Aprendemos de todo esto que el honor del prójimo es muy importante, a tal punto que, si lo sabemos respetar, valorar y tratar como se merece, merecemos tener hijos Tzadikim en el camino de la Torá.
Hashem nos ayude a que podemos cumplir con la Mitzvá de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Shabat Shalom.