6 de noviembre de 2020
Foto: Personas que llevan máscaras faciales caminan por el Mamilla Mall en Jerusalem.
Como profesional médico, estoy inequívocamente a favor de que las personas usen máscaras, pero simplemente como un judío normal que fue testigo de un incidente de máscara digno de vergüenza, me gustaría abordar la afirmación del rabino Michoel Green en el periódico de la semana pasada de que “Jillul Hashem no es un factor aquí, ya que no hay un valor objetivo que obligue a un judío a usar una máscara”.
El miércoles pasado por la mañana, fui a Stop & Shop para abastecerme para la semana. A las 8:22 am no había mucha gente en la tienda, sólo 10 clientes, dos cajeros y tres personas abasteciendo los estantes. De los 10 clientes, seis eran abiertamente judíos: dos hombres vestidos con kipá y cuatro mujeres, incluyéndome a mí, con faldas y el pelo obviamente cubierto.
Todos en la tienda estaban enmascarados según la Orden Ejecutiva 122 en Nueva Jersey que requiere el uso de máscaras en interiores.
Doblé la esquina del pasillo de las galletas a la sección de productos lácteos y, mientras meditaba las fechas de vencimiento de los cartones de leche y charlaba con el tipo que descargaba el yogur, un hombre bajó por el pasillo paralelo, se detuvo durante un largo segundo en delante de nosotros, y luego procedió a ir por el pasillo kosher.
Con su kipá de terciopelo y sus peyos, me parecía genéricamente familiar, pero algo indefinible en él parecía extraño, fuera de lugar. Con consternación me di cuenta de que era porque no sólo no estaba usando una máscara, ni siquiera estaba intentando usar una. No había ninguna máscara colgando debajo de su barbilla sin usar, lista para ser levantada según sea necesario. Estaba descaradamente ausente.
El empleado de la tienda a dos pies de distancia que desempaquetaba el pudín, miró al chico del yogur y, con absoluto disgusto, dijo: “¿Por qué esos judíos [improperios eliminados] no usan sus [improperios eliminados] máscaras?
Me sorprendió, pero tampoco me sorprendió. Había visto el vitriolo arrojado en línea culpando a los judíos en el sur de Jersey por el aumento en los casos de Covid, pero escucharlo de cerca y en forma personal fue repugnante y, francamente, aterrador. No importaba que estuviera usando una máscara. No importaba que todos los demás judíos de la tienda llevaran una máscara. Ni siquiera importa si todos los demás judíos que vea durante el próximo mes llevarán una máscara. Todos estamos contaminados.
Como judíos, se nos instruye a ser un “or la’goyim“, una luz para las naciones. Es nuestra responsabilidad dar un buen ejemplo, actuar de una manera que no sólo evite un Jilul Hashem, sino que cree un Kidush Hashem (santificación del nombre de Di’s). Entre nosotros podemos debatir los méritos de llevar una máscara, pero en última instancia es irrelevante. Porque la definición de jilul Hashem tiene que ver con la percepción.
El uso de una máscara se considera un comportamiento adecuado para un miembro considerado de la sociedad. Significa que te preocupas por lo que sucede, tanto en el mundo en general como en las personas con las que entras en contacto. No llevar máscara implica todo lo contrario.
No podemos decidir qué constituye una profanación del nombre Hashem, eso se decide por nosotros.
(Jewish Press)
