Del Zera Shimshon
“Y ustedes sintieron privación y hambre cuando El los alimentó con el Man…”
Este versículo alude a la Mitzvá del encendido de las velas de Shabat, dice el Midrash.
¿Cuál es la conexión entre encender las velas de Shabat y el Man que proveía a los Iehudim con un alimento sustancioso en el desierto?
Una persona disfruta la imagen de la comida tanto como el sabor, dice otro Midrash (Kohelet Rabbah 5:11). La Guemará dice que “la experiencia culinaria de alguien que puede ver es completamente diferente de alguien que no puede ver, por cuanto que los ciegos comen y no se sienten satisfechos” (Yoma 74b).
Aunque comer Man debería haber sido la más regocijante y satisfactoria experiencia en el mundo, porque una persona podía darle a la comida el sabor que quisiera, tenía un defecto – su apariencia. El Man no tomaba la imagen de la comida según su gusto, y esta situación traía aparejada una sensación a la persona de no sentirse saciada.
En Shabat, estamos obligados a comer una Seudá en honor del día santo. Por la misma razón, las velas de Shabat deben ser encendidas, así las personas podrán ver y apreciar su comida; ello contribuye con el ambiente agradable y la experiencia culinaria, por cuanto la verdadera apariencia de la comida trae a la persona placer y saciedad.
La “privación y hambre” que los judíos experimentaron cuando comieron el Man provino del hecho que el Man no tenía una apariencia singular. No es suficiente para una persona imaginar un “steak” y una carne sabrosa. El también desea ver las líneas marrones, rosadas y crujientes de una carne asada y eso no estaba, lo que derivó en la sensación de hambre de los Bnei Israel.
Por esta razón, cuando llega Shabat, deben encenderse las velas, para que las personas puedan ver y apreciar la comida de Shabat y disfrutar no sólo el gusto sino la también la apariencia de la comida.