Sivan Rahav Meir
¿Cómo nos relacionamos con los inicios en nuestras vidas?
La Parasha de esta semana, Parashat Ki Tavó, describe la ceremonia de las primicias: el agricultor sale al campo, ve que el primer fruto ha madurado y en vez de darle un mordisco lo pone en un cesto y con él sube a Jerusalem en una procesión solemne, donde da las gracias por todo el camino de su vida y por todo el camino del pueblo de Israel.
Aquí hay una declaración importante: en lugar de ir a casa y comer, el conecta el higo o la granada que cultivó con toda la historia de la nación.
Nuestros comentaristas explican que los inicios, los primeros momentos, las primicias de nuestras vidas deben recibir un trato y atención especial. Realmente como aquel agricultor que no le da un mordisco al primer fruto, sino que lo conecta con la eternidad, igualmente nosotros debemos santificar los principios: estamos al principio del año escolar, el cual siempre empieza con emoción, además de encontrarnos al principio de un nuevo año, el cual siempre empieza con el sonido del Shofar, con la manzana con miel, con comidas y oraciones festivas.
El Baal Shem Tov, fundador del movimiento jasídico, nos instó a que le pusiéramos atención a “las primicias” de cada día, a los primeros minutos luego de despertarnos y determinó: “Hay que poner atención al “principio” del día: al primer pensamiento, a las primeras palabras, al primer acto”.
¿Nos levantamos con un pensamiento positivo o negativo? ¿Cuál es la primera frase que sale de nuestras bocas, es algún reclamo o algo positivo? ¿Y qué es la primera cosa que hacemos, es una acción que llevará todas las demás acciones en una buena dirección? La ceremonia de las primicias no es parte de la historia lejana, es algo que sucede una y otra vez, hay que solamente prestarle atención.
Shabat Shalom.