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Un notable descubrimiento israelí sobre las “células zombis”

Un notable descubrimiento israelí sobre las “células zombis”

Foto: El profesor Krizhanovsky y la doctora Majewska (Foto: Instituto Weizmann).

Las células envejecidas o senescentes, también conocidas como “zombis”, son aquellas que dejaron de dividirse y “atascan” el organismo. Una investigación israelí abrió un camino para acelerar su “desalojo”, un proceso que las “zombis” evitan de manera parecida a las células cancerosas

Investigadores del Instituto Weizmann, una de las más importantes universidades de Israel, descubrieron cómo hacen las “células zombis” para evadir el sistema inmunológico, un avance que abre caminos para nuevos  tratamientos de las enfermedades relacionadas con la vejez.

Las llamadas “células zombis” son nada más ni nada menos que las células envejecidas o senescentes, que en los cuerpos jóvenes son removidas en pocos días pero que, en aquellos con más años, se las ingenian para escapar al “desalojo”.

Estudios recientes demostraron que la eliminación de esas células puede retrasar el desarrollo de enfermedades relacionadas con la edad, reducir la inflamación crónica y prolongar la vida.

Sin embargo, a pesar del gran potencial, actualmente no existe ningún fármaco que pueda actuar sobre las «células zombis» de forma directa y eficaz, señalaron desde la universidad israelí. Pero ahora, investigadores del Weizmann presentaron un enfoque alternativo.

En un nuevo estudio, publicado en Nature Cell Biology, revelaron que las células senescentes, que ya no se dividen, se acumulan en el cuerpo obstruyendo el sistema inmunológico, impidiendo así su propia eliminación.

Los científicos demostraron en ratones de laboratorio cómo desbloquear ese proceso mediante inmunoterapia, la nueva generación de tratamientos que está revolucionando la  terapia contra el cáncer.

Células viejas e inflamaciones

Estos hallazgos, destacaron desde Rehovot, podrían allanar el camino para un tratamiento innovador de las enfermedades relacionadas con la edad y otros trastornos crónicos.

El laboratorio del profesor Valery Krizhanovsky lleva mucho tiempo estudiando los procesos biológicos característicos del envejecimiento. En concreto, analizan la participación de las células senescentes en las enfermedades relacionadas con la edad y la inflamación crónica.

Foto: Tejido de un paciente humano con daño pulmonar crónico. Las células senescentes se destacan por su expresión de las proteínas p16, en rojo, y PD-L1, en verde (Imagen: Instituto Weizmann).

De hecho, fue un modelo matemático desarrollado en el 2019 por el profesor Uri Alon (también del Weizmann) junto a Krizhanovsky el que mostró que las células senescentes se eliminan de un cuerpo joven en cuestión de días y que en un cuerpo envejecido retrasan su eliminación.

El nuevo estudio, dirigido por la doctora Julia Majewska y el doctor Amit Agrawal, reveló el mecanismo que lo hace posible: cómo las «células zombis» evaden el sistema inmunitario de la misma forma que lo hacen las células cancerosas.

Los científicos descubrieron que las células senescentes del pulmón de un ratón expresan grandes cantidades de proteínas que reprimen el sistema inmunitario, en particular la PD-L1.

Esa proteína, muy conocida en oncología, es un objetivo clave para el desarrollo de nuevos fármacos contra el cáncer, ya que se demostró que las células cancerosas utilizan la PD-L1 para reducir la capacidad del sistema inmunitario de reconocerlas y destruirlas.

La pregunta, sin embargo, es cómo se produce esa sobreexpresión de una proteína inmunosupresora.

Freno y acelerador

Tal como describió la investigación, el proceso de envejecimiento se puede comparar con pisar el acelerador y el freno de un auto al mismo tiempo: apretar el acelerador significa que la célula permanece muy activa, mientras que el freno lleva a la célula al final de su ciclo de vida normal y detiene su división.

Un componente clave de esos «frenos» es la proteína p16, que suprime la replicación del ADN en la célula. En su estudio, los investigadores descubrieron que existe una correlación entre el aumento de p16 durante el envejecimiento celular y el aumento de los niveles de PD-L1.

También hallaron el mecanismo molecular responsable de este aumento: la p16 suprime un proceso celular natural que marca la degradación de PD-L1.

Sin embargo, las células senescentes no solo son importantes en el envejecimiento. En estudios anteriores, el equipo de Krizhanovsky mostró que la acumulación de estas células contribuye a las enfermedades pulmonares crónicas y otros trastornos.

Foto: La investigación abre puertas a posibles nuevos  tratamientos de enfermedades relacionadas con la vejez (Foto: Pixabay).

El nuevo estudio señala cómo los niveles de la proteína PD-L1 aumentan no solo durante el envejecimiento, sino también en un modelo de ratón de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que es más común entre los fumadores.

Precisión para alcanzar a las “zombis”

Además, los investigadores descubrieron que las personas con esta enfermedad tienen «células zombis» que expresan niveles elevados de p16 y PD-L1.

Una vez que quedó claro que las senescentes, como las células cancerosas, expresan altos niveles de PD-L1 (que las ayuda a evadir el sistema inmunológico), los investigadores plantearon que eso podría usarse para atacar a las «zombis» con un grado relativamente alto de precisión.

Para eso, los científicos aprovecharon un anticuerpo que ya había sido aprobado para el  tratamiento de varios tipos de cáncer, utilizándolo para identificar PD-L1 en las membranas celulares y activar el sistema inmunológico.

Probaron ese anticuerpo en ratones envejecidos, así como en ratones con daño inflamatorio crónico y de corto plazo en los pulmones. Como esperaban, el anticuerpo activó las células T (las “guerreras” del sistema inmunológico) y otras células inmunes, lo que llevó a una reducción en el número de «zombis».

Si bien el tratamiento «no detuvo el reloj del envejecimiento, sí logró deshacerse de las células senescentes en ratones e incluso reducir la liberación de pequeñas proteínas que fomentan la inflamación en la vejez y en las enfermedades crónicas», dijo Krizhanovsky.

Debido a que la PD-L1 se expresa en grandes cantidades no solo en células senescentes, añadió, «creemos que la clave para desarrollar un tratamiento específico y eficaz será la ingeniería de anticuerpos que puedan identificar dos proteínas al mismo tiempo: PD-L1 y un indicador del envejecimiento».

Krizhanovsky afirmó que este descubrimiento “genera esperanzas de que la inmunoterapia pueda utilizarse en el futuro para tratar no solo el cáncer, sino también enfermedades relacionadas con la edad y la inflamación crónica”.

(IsraelEconómico)

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