El padre de Edan Alexander, el soldado estadounidense-israelí recientemente liberado de su cautiverio en Gaza, ofreció una visión de las brutales condiciones que soportó su hijo mientras estuvo retenido como rehén por Hamas.

En una entrevista con The New York Times, Adi Alexander describió cómo su hijo de 20 años, que había servido en las Fuerzas de Defensa de Israel durante sólo diez meses, fue secuestrado, le vendaron los ojos, le pusieron una bolsa en la cabeza y lo sometieron a palizas e interrogatorios.

“No había nada que interrogarlo”, dijo Alexander padre. “Conocían los planes de las FDI mucho mejor que él”.

Según Alexander, el sufrimiento de Edan se agravó cuando un túnel se derrumbó a su alrededor, lesionándole el hombro. Durante meses, sobrevivió con una dieta de hambre a base de pan pita, frijoles, arroz y café negro amargo. Su condición física se deterioró rápidamente.

“Tiene picaduras de chinches en todo el cuerpo”, reveló Alexander. “Su piel está en pésimas condiciones”.

Según informes, la situación del joven soldado mejoró ligeramente tras la elección del presidente Trump, ya que recibió mejor alimentación cerca del cese del fuego de enero. Finalmente, fue trasladado a otro túnel donde las condiciones eran menos precarias.

Pero incluso en el entorno mejorado, la realidad seguía siendo sombría. A medida que otros rehenes eran liberados -o morían-, había, escalofriantemente, más espacio bajo tierra.

A pesar del tormento, Alexander dijo que nunca perdió la esperanza. “Nunca perdimos la esperanza”, dijo. “No podía permitirme pensar de otra manera”.