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El carácter infinito y omnipresente de la Torá

El carácter infinito y omnipresente de la Torá

Rab Abraham Twerski

18 de octubre de 2019

“Y por toda la mano fuerte y el poderío magnífico que desplegó Moshé ante los ojos de todo Israel” (Devarim 34:12)

“En el comienzo, cuando Di’s empezó a crear los cielos y la tierra…” (Bereshit 1:1).

En Simjat Torá concluimos el ciclo de la lectura anual de la Torá e inmediatamente leemos la primera parte de Bereshit, iniciando el ciclo para el siguiente año. No hay cortes ni interrupciones en la Torá. La Torá es como un círculo, sin comienzo ni fin.

La Torá es la sabiduría Divina. Rambam establece que, en contraste con el hombre, cuya sabiduría se adquiere, la sabiduría Divina es una con Di’s mismo (Hiljot Teshuvá 5:5). Así como Di’s es infinito, sin comienzo ni fin, así la Torá no tiene comienzo ni fin.

La continuidad ininterrumpida de la Torá también significa que no puede haber partes de la vida que estén al margen de la Torá. Nosotros observamos la Torá no sólo cuando estudiamos Torá y cumplimos Mitzvot, sino también cuando comemos, dormimos, nos ocupamos del comercio o cualquier otra actividad. No sólo hay lineamientos de la Torá para cada faceta del comportamiento humano, sino que todo lo que hacemos debe estar dirigido al objetivo del cumplimiento de la Torá.

La Torá es el corazón del Iehudí y es el corazón del judaísmo. No hay vida judía sin Torá.

La última letra de la Torá es la lamed. La primera letra de la Torá es la bet. La continuidad de la Torá yuxtapone estas dos letras, lamed y bet, para formar la palabra leb (corazón). La continuidad de la Torá nos enseña que la Torá es nuestro corazón, individual y colectivamente.

No sólo que el corazón es indispensable para vivir, sino que también el corazón distribuye alimento a todo el organismo. La Torá provee alimento espiritual que nos habilita a ser creaturas espirituales más que simples “homo sapiens”, humanoides con algún intelecto. Es la Torá la que nos provee la distinción y dignidad de seres humanos.

Así como la Torá es un reflejo de Di’s, cuando uno absorbe Torá tiene un efecto análogo como si incorporara la presencia Divina. Moshé, cuya entera existencia fue Torá, obtuvo el título de “el hombre de Di’s” (Devarim 33:1). Cuando Rambam dice que “toda persona puede ser como Moshé”, el quiere decir que cada persona puede volverse piadosa en la medida que absorbe Torá.

En el rezo por la lectura de la Torá, nosotros decimos: “El implantó vida eterna en nosotros”. Tenemos la capacidad de ser eternos con Torá.

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