Jafetz Jaim
13 de febrero de 2020
“…Con sus dos hijos. El nombre de uno era Guershom, pues él había dicho: ‘Extranjero fui en tierra extraña’. El nombre del otro era Eliezer, ‘pues el Di’s de mi padre fue mi ayuda (ézer)…’”.
De igual forma, Moshé debería haber nombrado a su primer hijo Eliezer (queriendo significar “Di’s es mi ayuda”) y no Guershom, por el milagro que hizo Hashem con Moshé en Egipto, que tuvo lugar antes que venga a Midián.
Además, ¿cuál era el sentido del nombre Guershom “-un extraño en una tierra ajena-”?
Aparentemente la respuesta a ambas preguntas reside en el hecho que, inicialmente, cuando Moshé llegó a Midián, Itró aun no se había convertido a la fe verdadera, y ciertamente, su conducta estaba lejos de ser correcta. Más tarde, luego de la redención de Egipto, Itró dijo: “Ahora yo sé que Hashem es más grande que los otros dioses” -una afirmación que implica que anteriormente no lo sabía. De acuerdo a esto, cuando Moshé fue a ver a Itró y se casó con su hija, el tenía miedo de que podría aprender de las acciones de Itró, y por esta razón el nombre a su primer hijo Guershom, “porque he sido un extraño…”. Moshé quiso proveerse un recordatorio permanente que él estaba fuera de su lugar. El sentía que en Midián necesitaba una ayuda para tener siempre presente que aquí en la tierra él era “un extraño en una tierra ajena”, un mero residente temporario; y que eventualmente él retornaría a la Fuente de Vida, donde sería un residente permanente. Cómo está dicho, Yo soy un guer (extranjero) contigo, toshav (un residente) como todos mis padres lo fueron (Tehilim 39:13). “Yo necesito este recordatorio”, Moshé sintió, “para que me mantenga cuidadoso de mis acciones”.
Al respecto se puede citar una parábola. Imaginemos un comerciante que viaja durante semanas a una feria fantástica en una tierra lejana para comprar mercancía que es muy escasa en su propia tierra, y obtendrá muy buenas ganancias a su regreso cuando la venda. En el mercado, mientras el comerciante está entusiasmado con sus operaciones y ocupado muy seriamente con un vendedor, se le acerca una persona y le sugiere que se detenga en lo que está haciendo para leer el diario o jugar a un juego. El comerciante le dirá muy enojado a aquel individuo: “Aléjate de mí. ¡Con cada segundo que me hablas, me provocas una mayor pérdida financiera! ¿No sabes que dejé mi hogar y familia, abandonando todos mis asuntos, viajando cientos de millas para tratar de ganar mi sustento para el próximo año para mi y mi casa? ¿Cómo puedes decirme que desperdicie mi valioso tiempo en un tonto periódico?
El hogar del alma de cada persona es arriba, directamente junto a la Fuente de Vida. Emanado del Trono de Gloria, el alma es enviada a la tierra por un breve tiempo parra adquirir Torá y Mitzvot. En el calor de estos difíciles esfuerzos, el Iétzer Hará trata de convencerla para que ocupe parte de su tiempo en periódicos y otros asuntos que no son otra cosa que una pérdida de tiempo. No hace falta decir que una persona debe ponerse furiosa con el Iétzer Hará y decirle: “¡Aléjate de mí! ¿No sabes que yo fui forzado a descender aquí, una gran distancia desde mi lugar de residencia, sólo por un breve lapso para adquirir mercadería que me va a traer un buen pasar para toda la eternidad? ¿Cómo puedes venir a molestarme con semejantes tonterías? ¿Qué le contestaré a Aquel que me envió aquí cuando regrese a mi hogar con las manos vacías?”.