27 de marzo de 2020
El otro día escuché a alguien decir: “Durante toda la semana nos sentamos en casa y no hicimos nada, ¿cuál es el problema esta semana sobre Shabat? Toda la semana fue un largo Shabat”.
Si Shabat solo se trata de sentarse y no hacer nada, tiene razón. Pero Shabat es más que eso. Toda la semana nos siguen diciendo “No”: no a los autobuses, no a los vuelos, no a las escuelas, no a las cafeterías. No puedes hacer esto y no puedes hacer eso.
Shabat es el momento de decir que sí. Sí a las velas de Shabat, sí al kidush, sí a una cena especial, sí a un sentimiento familiar único, sí a 24 horas que son completamente diferentes, cuando es posible desconectarse, para conectarse.
Parece que nuestra misión en este Shabat es llevar la santidad de la sinagoga, ahora vacía, a la sala de estar y la cocina.