Foto: La escena en Modi’in, 4 de octubre de 2021

El lunes por la mañana, un niño de 10 años fue atropellado por detrás por un automóvil que pasaba cuando se dirigía a la escuela en su scooter en la calle Nakhal Tsalmon en Modiin.

El conductor, de 18 años, no vio al niño y detuvo su automóvil solo después de escuchar los sonidos del choque y los gritos del niño que ya estaba debajo del automóvil. Una multitud de transeúntes comenzó a formarse alrededor del lugar y se llamó a los servicios de emergencia.

Gilad Peled, un EMT voluntario de United Hatzalah, estaba en una reunión de Zoom en su casa al final de la calle del accidente cuando recibió la alerta. Se disculpó por dejar la reunión y salió corriendo por la puerta. Sacó su bolsa de emergencia de su automóvil y corrió a la escena a pie, sabiendo que probablemente llegaría más rápido corriendo que luchando contra el tráfico de la ciudad en la corta distancia calle abajo.

Gilad llegó en dos minutos, el primer técnico de emergencias médicas en el lugar. Cuando llegó, mucha gente estaba parada alrededor del auto y gritaba sobre el niño que estaba atrapado debajo. El técnico de emergencias médicas primero se acostó al lado del automóvil para consolar al niño asustado, que no podía moverse porque su mochila escolar hizo que quedara inmovilizado debajo del chasis.

Mientras Gilad hablaba con el niño y evaluaba sus heridas, Shlomi Ben-Ami, directora del Capítulo Rishon LeTzion de United Hatzalah, también llegó al lugar. Iba de camino al trabajo, pero tomó un pequeño desvío para ayudar con la emergencia. Juntos, Gilad y Shlomi lograron liberar al niño de su trampa cortando las correas de su mochila y usando un gato para levantar el auto.

Luego, el niño fue trasladado al cuidado del equipo de cuidados intensivos que había llegado para ese momento, y el milagro se reveló a los espectadores asombrados: aparte de algunos rasguños y abrasiones en la cara del niño, no había sufrido lesiones. La multitud rugió de alivio cuando el niño de 10 años fue llevado al hospital más cercano en buenas condiciones para recibir más tratamiento y observación.

Después de asegurarse de que el niño estaba siendo atendido, Gilad vio que el conductor del vehículo, de apenas 18 años, estaba en estado de shock. Así que Gilad cambió su papel como técnico de emergencias médicas al de miembro de la Unidad de Psicotrauma y Respuesta a Crisis (PCRU) y le proporcionó estabilización emocional y psicológica. Gilad ayudó al joven a calmarse y lo guio a través de varios ejercicios de respiración para que no hiperventilara. Se quedó con el joven hasta que sus padres llegaron y se hicieron cargo.

Después del accidente, Gilad dijo: “El trabajo de un voluntario de United Hatzalah no es simplemente tratar lesiones físicas. En esta situación, entendí que este niño necesitaba ayuda con el aspecto emocional de la situación a pesar de que no sufrió ninguna lesión física. Después de una emergencia, es importante mirar a las otras personas en la escena y ver si alguien necesita ayuda, incluso si no ha resultado herido físicamente. A menudo, el estrés de una situación intensa podría afectarles fuerte y negativamente y nuestro trabajo como miembros de la PCRU es aliviar ese estrés y evitar que se produzca esa fuerte reacción negativa.”

Shlomi señaló que “tanto los peatones como los conductores deben tener mucho cuidado y ser aún más conscientes de los peligros en la carretera durante esta época del año. Los padres deben explicarles a sus hijos que un scooter es peligroso y deben tener cuidado al manejarlo y nunca ingresar a calles concurridas. Los scooters son rápidos y pequeños, por lo que los automovilistas a menudo no pueden detectarlos y, cuando lo hacen, a menudo no es a tiempo para poder frenar correctamente. Los conductores deben tener en cuenta que, en las zonas residenciales, especialmente cerca de las escuelas, deben tener cuidado con los niños para evitar una tragedia”.