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Combate el estrés y todas sus consecuencias negativas con la meditación

Combate el estrés y todas sus consecuencias negativas con la meditación

Rabino Aryeh Siegel

Crédito de la foto: Cortesía.

El estrés es la reacción natural que experimenta el cuerpo ante cambios o desafíos. Puede provocar diversas respuestas físicas, emocionales y conductuales. Es una parte inevitable de la existencia humana.

Aunque solemos lidiar con las presiones cotidianas, los acontecimientos importantes de la vida -cambios de carrera, pérdida de empleo, matrimonio, divorcio, enfermedad, problemas financieros, la pérdida de un ser querido o desastres naturales- pueden desencadenar intensas respuestas de estrés. El ciclo constante de noticias 24/7 y la abrumadora afluencia de información en nuestra era digital sólo intensifican estos factores estresantes. Si a esto le sumamos el 7 de octubre y sus secuelas, junto con el aumento del antisemitismo, no es de extrañar que tantos estemos destrozados.

Afortunadamente, existe una forma saludable de combatir el estrés: la meditación. Cuando se practica de forma halájicamente aceptable, puede ayudarte a sentirte más centrado y preparado para superar los factores estresantes de la vida diaria.

La meditación utiliza una palabra clave o una actividad repetitiva para ayudar a la mente a desconectarse del flujo constante de pensamientos que suele ocuparla. Al hacerlo, la mente se calma naturalmente y el cuerpo se relaja gracias a la conexión entre ambos.

Hay cinco pasos para la meditación:

  1. Elija una palabra clave, tal vez Shemáshalom, paz, calma o cualquier otra palabra de su elección.
  2. Dirija suavemente su atención a la palabra clave elegida y repítala mentalmente.
  3. Date cuenta cada vez que tu mente se haya distraído, ya que inevitablemente lo hará.
  4. Cuando lo haga, vuelve a centrar tu atención en la palabra clave. Piensa en ello como si estuvieras dirigiendo una canoa: la corriente puede desviarte del rumbo, pero puedes hacer pequeños ajustes en la remada en lugar de luchar contra el agua.
  5. Continúa repitiendo los pasos del dos al cuatro hasta que termine tu tiempo de meditación.

La meditación no se trata de lograr una mente tranquila, sino de volver sin esfuerzo al enfoque elegido cada vez que notes que tu atención se ha desviado. Aunque las técnicas de meditación varían mucho, la mayoría comparte este mecanismo fundamental de reenfocarse suavemente.

Para obtener el máximo beneficio, medita dos veces al día. La mayoría de las personas encuentran que meditar a primera hora de la mañana, antes del desayuno, funciona mejor. Para despertarte por completo, puedes mojarte la cara, estirarte un poco, etc. Luego, siéntate en la cama o en la silla, cierra los ojos, respira un poco y comienza.

Lo mejor es hacer la segunda meditación al final de la tarde o antes de la cena.

Lo ideal es meditar durante 15 minutos. Algunas personas empiezan con siete a diez minutos y van aumentando poco a poco hasta llegar a 15.

¿Qué pasa si la meditación matutina no te funciona? Cada persona tiene su propio horario y biorritmo. Si la meditación matutina no te va, considera alternativas, como meditar después del desayuno. Toma un desayuno ligero sin cafeína y espera de 15 a 30 minutos después de comer para minimizar las distracciones digestivas. Una meditación a media mañana puede funcionar si tienes tiempo después de terminar tu rutina matutina.

Para tu primera meditación, busca un lugar tranquilo, siéntate cómodamente y cierra los ojos. Deja que tu cuerpo se relaje de forma natural. Mientras los pensamientos flotan en tu mente, simplemente déjalos pasar como nubes en el cielo. Después de un minuto de meditación, empieza a repetir mentalmente tu palabra clave, sin mover la lengua ni los labios; simplemente deja que la palabra flote en tu mente donde la sientas natural. No intentes controlarla ni convertirla en un ritmo.

Tu mente se distraerá, es completamente normal. Cuando notes que ya no piensas en la palabra clave, vuelve a centrar tu atención en ella con suavidad. Continúa esta práctica durante 15 minutos. Cuando se acabe el tiempo, siéntate un momento en silencio antes de abrir los ojos lentamente.

Ahora, cierra los ojos y después de relajarte por un momento o dos, comienza a pensar en tu palabra clave con facilidad y sin esfuerzo y continúa durante los siguientes 15 minutos.

Después de algunas meditaciones, deberías empezar a sentirte más relajado. Repetir esto a diario y adquirir el hábito de tomarte este tiempo de tranquilidad cambiará radicalmente tu vida, ayudándote a reducir el estrés.

La meditación kosher, que carece de la idolatría propia de las técnicas de meditación orientales, es un método terapéutico para reducir el estrés, a diferencia de las meditaciones contemplativas o místicas judías, que apuntan a objetivos espirituales.

Aunque esta meditación no está diseñada para enriquecer las experiencias religiosas, cualquier práctica que fomente la paz interior y aumente la consciencia enriquecerá naturalmente la vida religiosa. Por lo tanto, si bien las experiencias religiosas y espirituales no son el objetivo, pueden ser beneficiosas.

Es importante recordar que la meditación es una práctica personal. No existe una solución universal para el mejor momento para meditar. Experimenta con diferentes horarios para encontrar el que mejor se adapte a tu estilo de vida y nivel de energía. Escucha a tu cuerpo, considera tu horario y ten paciencia contigo mismo. Presta atención a cómo la comida o la cafeína en tu estómago afectan tu meditación, ya que esto puede guiarte sobre cuánto tiempo debes esperar antes de meditar después de una comida. El objetivo es que la meditación se convierta en un hábito cómodo que disfrutes con ilusión, en lugar de una obligación.

Al practicar la meditación kosher, notarás el efecto transformador que tiene en tu mente, cuerpo y alma. Cierra los ojos, respira hondo y comienza tu viaje de meditación hoy mismo.

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