Alberto J. Rotenberg
23 de marzo de 2020
Foto: Rab Daniel Oppenheimer
Hemos leído a través de diferentes medios, incluso comunitarios, información acerca de un allanamiento de una Mikve del barrio del Belgrano por haber roto la cuarentena. Uno de los medios de nuestra comunidad dijo que “se detuvieron a tres personas” y otro que las personas “fueron demoradas”, entre ellas el Rab Daniel Oppenheimer. Incluso, agregó este último medio, se habrían realizado reuniones de diez personas en edificios del barrio de once para reunir un minián de rezo, lo cual configuraría un hecho de mayor gravedad, tildando de ignorantes a aquellos que participaron de dichas reuniones.
En primer lugar, de acuerdo a averiguaciones que hemos realizado, queremos llevar calma y tranquilidad a nuestra comunidad que ni el Rab Oppenheimer ni ninguna persona ha sido detenida. Frente a una denuncia el Rab se presentó junto con un abogado para realizar las aclaraciones correspondientes ante los funcionarios para esclarecer la situación.
En segundo lugar, sin perjuicio de las consideraciones que corresponda realizar acerca de aquellas personas que se hubieran reunido para rezar contraviniendo las disposiciones y generando un riesgo para su salud y la de terceros, la difusión masiva de esta situación no contribuye sino a generar un sentimiento adverso entre todos aquellos que reciben esta información hacia nosotros mismos. Habrá otras formas más cuidadosas de hacerles saber a aquellos que están incurriendo en un grave error que no sea la difusón masiva, lo que sólo genera sentimientos y exacerba ánimos en un público que muchas veces no necesita demasiado estímulo para manifestar su hostilidad hacia los judíos.
Este es un momento en que debemos manejarnos con prudencia, en especial los medios de comunicación, sopesando los mensajes que trasmitimos, para ayudar a mantenernos informados a la vez que fortalecer los espíritus en esta situación sin precedentes, cuidando de no mancillar el nombre y reputación de las personas ni alimentar sentimientos de odio que justamente permanentemente buscamos erradicar.